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Juan Orlando Hernández terminara su periodo presidencial. La predicción, mientras que para algunos puede causar la creencia de que apoyó incondicionalmente al actual presidente, no es realmente innovadora. El gobierno ha aguantado tantos golpes al prestigio o credibilidad de su periodo que muchos, incluso aquellos que se encuentran identificados con el Partido Nacional, ya no le tienen la fe que anteriormente se le tenía al Presidente Hernández y ven todos sus actos como escandalosos. Sin embargo, gracias a esas personas, lo han fortalecido más allá de lo que lo han dañado.

En el último año aproximadamente, puedo contar por lo menos diez “macro-escándalos” que le han dado nada más que otra raya al tigre. Estos pueden comenzar con el caso Pandora, la detención de Tony Hernandez, el caso Arca Abierta, las caravanas de migrantes, el nuevo código penal, las protestas de Junio y Julio por parte de la Plataforma por la Defensa de Salud y Educación en Honduras, la supuesta epidemia del dengue, CC-4 y CC-5, la sentencia de Rosa Elena de Lobo y más recientemente el juicio mismo del hermano de Juan Orlando Hernández.

Todos estos eventos no han hecho que más personas crean menos en el presidente. Ya existe una pluralidad de personas que se sienten así y estos escándalos no han hecho que más personas se unan a sus filas. Lo único que ha ocurrido es que con cada escándalo, o evento que tipificamos como tal, convierte al próximo en menos importante y le da menos valor haciéndolo comparable a la impresión de dinero. Entre mas dinero imprime un país, menos vale su moneda.

No pasa una semana en la cual no ocurra algo “escandaloso” y los que pasan en Twitter o Facebook con critica tras critica de cada acción, en lugar de concentrar esfuerzos en cosas más tangibles como lo hizo la Plataforma en Junio y Julio de este año, sólo devalúan más y más sus palabras.

Soy de la opinión que todos somos culpables de devaluar al escándalo. Me incluyo a mi mismo en el grupo de culpables aunque no sea tan abierto en redes sociales como lo soy en grupos de amistades cercanas.

Entonces viene la pregunta más que válida de que hacer frente a los escándalos. Actuar sobre ellos en formas más tangibles que solo un tuit o una publicación en Instagram o Facebook seria un excelente comienzo. Pero somos acomodados, nos gusta la seguridad de nuestras casas y habitaciones con aire acondicionado. Al final del día, creemos que no haremos un cambio por nosotros mismos y ciertamente es correcto eso último. Solos no haremos ningún cambio y, lamentablemente, creo muy concretamente qué es y será así.

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Victor Reyes es enlace y escritor para El Milenio, tiene 20 años y estudia Derecho en la Universidad de San Pedro Sula (USAP).


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