Tiempo de lectura: 4 minutos

El jueves 19 de julio empezó una batalla que aunque algunos no lo creamos, es para el beneficio de un país de poco más de 9 millones de habitantes. Los transportistas al rechazar el beneficio a un subsidio por parte del gobierno y un alza a las tarifas, nos dieron la oportunidad de darle frente a un gobierno que nos cobra hasta el 40% en impuesto sobre los carburantes, forzandolos a esta situación incómoda que pudiese ser el mayor despliegue de protestas organizadas y pacíficas en Honduras desde las huelgas bananeras de 1954.

Los transportistas son los héroes del momento, pidiendo no un alza en subsidios o tarifas de transporte para ellos, algo que solo le trae bien a estas personas. Ellos, unos cuantos dentro de una sociedad de millones, pidieron que a todos nos bajaran el precio del combustible.

Desde que este oro negro se hizo necesario para la vida cotidiana hace unos cien o poco más de años, nos hemos convertido en esclavos de la escasez o beneficiados por la bonanza de este líquido preciado. Los hondureños, en esta ecuación, no somos la excepción.

En el transcurso del 2018, los hondureños hemos sido testigos del alza imparable del precio del carburante. El diesel, como ejemplo, pasó de costar 76.15 lempiras en enero del 2018 a 85.35 lempiras a mediados de Julio No ha transcurrido más de un semestre y se ha visto un alza del 11% mientras que el barril de petróleo ha tenido una caída drástica desde poco más de $74 el barril hasta $68, sin embargo el bolsillo hondureño solo pudo sentir un deslice de dos lempiras desde su punto más alto hasta el más bajo mientras que unos pocos se lucran de la impotencia de un país hambriento y desesperado.

¿Es eso justo? ¿Es eso justo en un país donde el 60% de la población tiene que vivir por decisiones económicas a nivel de gobierno, ajenas al poder propio, estar por debajo de la línea de pobreza? La respuesta es fácil. No.

En mayo, el presidente del Banco Central de Honduras salió con ánimos de calmar a las masas, diciendo que no era previsto por ellos que el combustible saltara la barrera de los cien lempiras. Sin embargo, fue durante esta semana que el petróleo se veía en un alza imparable que tenía casi un mes sin detenerse. Como era de esperarse, una semana más tarde sobrepasó los 100 lempiras.

¿Que pretenden? ¿Acaso nos toman como tontos o ignorantes sobre temas tan básicos como este? Al final, son cosas que cualquiera con acceso al internet puede buscar de forma sencilla y darse cuenta por sí mismo. ¿Es el plan acaso el tratar de tapar el sol con un dedo?

La conformidad ante esta situación dejó de ser aceptable hace mucho tiempo, pero no fue hasta hace poco que unos cuantos tomaron acción. La batalla de estos ciudadanos tendrá uno de dos fines, el beneficio para el gobierno que continuara creyendo ser reyes en una democracia dando migajas como opciones o el de un grupo de personas que en un pasado los veíamos despectivamente, pero hoy muchos los ven como seres admirables.

No podemos estar tibios sobre este tema, no es una opción en esta ocasión. La situación frente a nosotros es una que debería estar fundamentada sobre los hechos y las acciones que cada lado hace y convertirse en tema de conversación en cada hogar en Honduras. Debemos ser analiticos, cuestionar cada palabra y llegar a una opinión informada que sea tan fuerte como la posición que estos dos bandos han tomado.

[su_divider]

Victor Reyes es enlace y escritor para El Milenio, tiene 20 años y estudia Derecho en la Universidad de San Pedro Sula (USAP).

+ posts
Desarrollador Web
Desarrollador Web
Articles: 14