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Soy del tipo de personas que con mucha frecuencia está buscando un concepto nuevo en la web, porque simplemente no puedo quedarme con intrigas sobre los temas que me interesan; soy increíblemente curiosa. Esto me llevó a darme cuenta que eran muy habituales mis búsquedas en Google con el formato “Etimología de X palabra”. Y así descubrí mi casual interés por la etimología, la cual según la RAE, estudia el origen de las palabras, la razón de su existencia, de su definición y de su forma. Es decir, nos indica de dónde vienen las palabras que usamos a diario, y cuál es su significado real. 

En especial, conocer prefijos y sufijos nos ayuda a tener un sentido de dirección para relacionarlos y saber más sobre cada palabra. En un mundo donde las palabras son cada vez más poderosas, es importante, además de conveniente, conocer muy bien cada término que usamos, ya que de lo contrario, se usan palabras en los contextos incorrectos, tergiversando su significado. 

Por ejemplo, el prefijo demo- se refiere a los pueblos, a la gente; por eso, cuando lo unimos al sufijo grafía-, el cual significa campo de estudio o representación gráfica, nace la palabra demografía. La demografía, como muchos sabrán, es la ciencia que estudia estadísticamente varios aspectos de la población humana. Otro ejemplo es el sufijo -cracia, que significa gobierno, control, poder; de este se derivan términos conocidos por todo el mundo, como aristocracia, burocracia y democracia.

Partiendo de esto, podemos saber con certeza lo que significa la democracia. Esa democracia que se ha visto amenazada y violentada numerosas veces en nuestra querida Honduras, perdiendo su significado por completo. ¿Cómo nos ayuda la etimología a conocer qué es la democracia verdaderamente, especialmente en una realidad en la que tanta corrupción e impunidad nos nubla la razón?  

Democracia. Demo=pueblo. Cracia= gobierno, poder. Es inequívoco: el pueblo es soberano y elige a su gobierno, a sus autoridades; elegimos a quienes representan el poder, porque el pueblo es el poder. En nuestras manos está tener un líder digno de representar a este país 5 estrellas. Ahora bien, es natural que el pueblo se vea desanimado cuando nos damos cuenta que no existe tal líder. Nos decepciona el percatarnos que nadie muestra el potencial que deseamos ver, y es un sentir válido. Sin embargo, es ahí donde entra la valentía y esperanza que caracteriza al pueblo hondureño para tomar una decisión, aunque su resultado sea incierto. Creemos que si votamos por el candidato equivocado podemos dañar a nuestro país, pero pocas veces nos damos cuenta que, independientemente de los candidatos, hacemos aún más daño a la patria cuando no salimos a votar y dejamos de alzar nuestra voz

No permitamos que se debilite nuestra democracia, porque cuando esto pasa, se debilita el poder del pueblo. Sostengámonos más bien, en aquellas cosas que jamás se deben debilitar: la voluntad para trascender, los deseos de cambiar al país, y el derecho y el deber que tenemos de ejercer el sufragio, de salir a las urnas.

Este 14 de marzo somos llamados a elegir a los potenciales líderes de nuestro estado, a cumplir con la primera de dos fases que resultan en prestar nuestro poder por cuatro años a un individuo, recordando en todo momento que el poder es nuestro. Usemos nuestro poder. Hagamos escuchar nuestra voz. Porque somos más los buenos, somos más los que estamos sedientos del cambio para bien.

Recordemos que este poder nos compete a todos. La política es para todos. La política no excluye a nadie, al contrario es la ciencia que más necesita de nuestra participación activa. No podemos quedarnos de brazos cruzados y esperar que otros tomen las decisiones que nos corresponden a nosotros. De hecho, según Platón la política es un arte: el arte de gobernar a los hombres con su consentimiento. No podemos seguir permitiendo que se tomen decisiones sin que el pueblo esté de acuerdo.

Stephen Cover dijo que “personas interdependientes combinan sus propios esfuerzos con los esfuerzos de otros para conseguir sus mayores éxitos”. El éxito de Honduras está en nuestras manos, está bajo nuestro poder. Todos queremos ver un cambio en nuestro país, pero no todos luchan por ser parte de él. Yo te exhorto, joven, a que cambiemos esa realidad y te mantengas firme en tu postura, a que nunca olvides que tenemos un compromiso de hacer patria, de cumplir nuestros deberes y exigir que se cumplan nuestros derechos.

¿Y qué ganas con votar? Ganas tu poder. Ganas tu voz. Ganas el cambio de tu país. Te aseguro que no existe mejor ganancia.


Nota: Las palabras contenidas en el presente artículo representan exclusivamente la opinión de la autora. El Milenio es una organización no partidaria y sin afiliación ideológica.

Claudia Flores
Claudia Flores

Claudia Lucía Flores es una joven santabarbarense de 20 años egresada de Western International School. Es estudiante de Ingeniería en Biomédica, carrera en la cual se desempeñó como presidenta de la asociación estudiantil en el año 2020. Actualmente es la vicepresidenta de la rama estudiantil de IEEE en UNITEC, San Pedro Sula.

Su país y su futura profesión son el motor que la impulsa a tener como meta principal aportar ideas e iniciativas que contribuyan al cambio del sistema de salud de Honduras, enfocadas en el bienestar de la población, por medio de la investigación y el servicio.

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