Querida Mujer,
El 25 de enero se celebra nuestro día. El Día de la Mujer Hondureña conmemora nuestra primera conquista política, ya que en 1955 se nos “otorgó” el derecho a votar, algo que siempre nos perteneció, pero anteriormente no se nos reconocía. 65 años después de ese logro, deseo celebrar algo que también nos ha pertenecido desde siempre, pero que aún fallamos en reconocer: nuestro valor.
Por siglos, nuestra sociedad ha socavado la verdadera esencia del significado de ser mujer, haciéndonos creer que este está limitado a nuestros físicos. Tendemos a valorar sólo aquello que podemos ver o tocar, y por ello juzgar a una mujer. Cuando en realidad, el verdadero valor de una mujer va más allá de lo que nuestra sociedad puede comprender.
Más allá de la imagen superficial de “belleza” que el mundo ha creado para nosotras y que tanto trabajamos por obtener…
Las cejas simétricas. El vello corporal inexistente. El busto grande y curvas definidas.
Más allá del número que ves en la balanza, la cantidad de maquillaje que uses o de la ropa que tienes en tu closet…
Un estómago plano. Tapar las imperfecciones con maquillaje. Exponer mucho cuerpo te hace una “lanzada” y cubrir mucho una “monja”.
Más allá de la cantidad de “likes” o comentarios que recibes en una foto…
Editar la celulitis. Blanquear los dientes. Usar un filtro embellecedor.
Más allá de que si tienes la atención de un hombre o que si tu vida íntima no encaja con las normas sociales…
Una mujer tiene que casarse. Una mujer tiene que ser femenina. Una mujer tiene que hacer esto y lo otro…
Es importante que reconozcas que más allá de todo lo que la sociedad te impone, existe tu verdadero valor como mujer. Uno que no incluye espejos, balanzas o redes sociales. Uno que es definido por una tan sola cosa, que es tan importante pero suele pasar tan desapercibida: tu belleza interior.
Mujer, si hay algo que te quiero decir es que eres mucho más que todo lo superficial y material que la sociedad ha denominado como “importante” y te ha hecho creer que es esencial para tu éxito. Eres mucho más que el reflejo de tu espejo, la atención de un hombre, la talla de tu ropa, o la opinión de los demás. Aprende a valorarte a ti misma. No por tu físico, sino por todo aquello que llevas dentro. He allí donde se encuentra la verdadera esencia de tu valor.
En tu alma que brilla con la capacidad de sobrepasar cualquier obstáculo.
En tu corazón que puede ser frágil, pero ama tan profundo.
En tus ojos que han visto hasta lo más oscuro y aún brillan con esperanza.
En tu sonrisa que ilumina hasta el día más gris.
En tus errores que te han formado en la persona que eres hoy.
En tu mente la cual es un universo de pensamientos que no cualquiera puede comprender.
Y en todo aquello que consideras debilidades e imperfecciones, que complementan a crear la mejor versión de ti.
Querida Mujer,
La magia eres tú, y no dejes que nada ni nadie te haga creer lo contrario. El mundo es mejor porque tú estás en él e inspiras a otros con tu simple presencia. Has llegado lejos y debes estar orgullosa del camino que has emprendido. Con el simple hecho de existir ya eres capaz de alcanzar todo aquello que te propongas. Vivimos en una sociedad que históricamente ha fallado en reconocer el verdadero potencial que poseemos las mujeres para lograr cualquier cosa que nos propongamos. Es tiempo de derribar esa barrera porque somos merecedoras de todo y más. Luchemos por combatir esa misoginia que llevamos dentro y comencemos a empoderarnos una a la otra. Mujer, dejemos a un lado la idea que nuestra apariencia es igual a nuestro valor. Mucho de lo que significa ser mujer se reduce a nuestras almas y todo aquello que llevamos dentro. Todo lo que no podemos ver ni tocar, pero sí sentir.
Atentamente,
Gisselle.
Arte de portada por Marian Hawit.
Una joven hondureña de 22 años, activista juvenil y defensora de derechos humanos