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Alrededor de 1780, se empezaba a desarrollar un importante punto de inflexión histórico en una isla al norte de Europa. Este evento se llamaría la (Primera) Revolución Industrial y la Inglaterra del Siglo XVIII sería su hogar. Junto a esta Revolución vino el uso de variadas invenciones, como las máquinas a vapor y las locomotoras, cuyo uso extendido convirtió a una economía rural basada en la agricultura y las artesanías, en una urbana dominada por la industria y la manufactura mecanizada. 

Los cambios sociales de tan importante evento serían notables. La nueva organización de la producción y el reemplazo de los trabajadores por maquinaria en las zonas rurales les forzaba a migrar a las urbes para conseguir un trabajo en las nuevas fábricas. Y emigraban tantas personas que se empezaron a tener problemas de sobrepoblación, hacinamiento, trabajo infantil, contaminación y crimen, es decir, los problemas de la sociedad moderna. 

Bélgica, Estados Unidos, Francia, Alemania, etc.  pronto seguirían el camino del Reino Unido hacia la industrialización. Principalmente impulsada en esos países por el espíritu empresarial y el ánimo de lucro de visionarios y hombres de negocios.

A pesar de los males que trajo consigo la revolución en sus primeras décadas, es innegable que gracias a ella y al constante progreso humano las condiciones de vida en estos países solo hicieron una cosa desde entonces: mejorar exponencialmente.

El crecimiento económico en algunos países desarrollados ha sido persistente desde la revolución industrial con un marcado aceleramiento luego de la SGM y la tercera revolución industrial. Honduras se ha quedado rezagada en todos estos periodos.

 La primera revolución industrial fue seguida de dos revoluciones económicas más:

  • Segunda Revolución Industrial (1870)
  • Tercera Revolución Industrial (1969)

Cada una con sus propias características y aportes al desarrollo de la humanidad. Sin embargo, ninguna fue tan disruptiva y transformadora como la primera. O al menos hasta ahora.

La cuarta revolución industrial

El economista Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, acuñó el término en 2016 para referirse al avance de las tecnologías en distintos campos como la conectividad, la inteligencia artificial y la automatización, campos que han hecho surgir nuevas invenciones como la computación cuántica, la nanotecnología, el Big Data, la impresión 3D y los vehículos autónomos.

Estos avances traerán cambios mayores en la vida como la conocemos, pues al ser tan innovadores las empresas no tardarán en adoptarlas para aumentar la eficiencia de sus procesos, diversificarse y mantenerse competitivos en el nuevo mercado global. Sin embargo, estas tecnologías necesitarán de una fuerza de trabajo que se mantenga a la par de las nuevas necesidades de las industrias. Esto será un arma de doble filo para las poblaciones, en especial aquellas de más bajos recursos.

Entre las principales tecnologías que las empresas piensan adoptar en el futuro próximo (2022) están: 

  • Análisis de Big Data
  • Mercados Web 
  • Internet de las cosas (Objetos cotidianos con conexión de internet)
  • Machine Learning
  • Computación en la Nube

Estas nuevas adopciones traerán consigo importantes cambios en los mercados de trabajo, aumentando la demanda por cierto tipos de habilidades y reduciendo la necesidad de otras. Esto se verá especialmente claro en la creación de nuevos puestos de trabajo y la redundancia de otros. 

Un proceso que el economista Schumpeter llamó “Destrucción Creativa” volverá a causar cambios importantes. Se prevé que en el futuro cercano se desplazaran millones de empleos, pero que a la vez se crearán millones en otros campos.

¿Qué significa esto para los trabajadores en la actualidad?

Significa dos cosas: si poseen un trabajo de cualificación media que se podría catalogar como repetitivo y no tienen interés por aprender nuevas habilidades, lo más probable es que sea reemplazado por una de las innumerables invenciones que trae la cuarta revolución industrial consigo. Esto aumentaría el número de desempleados y la desigualdad de ingresos, siendo un deja vu de esas terribles décadas de la primera revolución industrial. Por otro lado, significa que los trabajadores que se pongan al día para cerrar la llamada “brecha de habilidades” que existe entre lo que el mercado laboral de hoy ofrece y lo que el mercado laboral del mañana necesita, podrán gozar de puestos mucho mejor remunerados, consiguiendo así la reducción de la desigualdad en las sociedades. Es por esto que la preparación oportuna para enfrentar esta nueva disrupción económica es tan necesaria. Es, al igual que el bono demográfico, una oportunidad de una vez en la vida cuyas consecuencias serán enormes, ya sea para bien o para mal.

Mercado laboral en Honduras

Honduras es una economía de ingresos medio – bajos con aprox. 9,182,766 habitantes. (2018) De los cuales 7,179,176 estan en edad de trabajar (>10 años), pero de los que solo 4,336,378 (60.4%) participan en el mercado laboral. 

Entre las ramas de actividad que ocupan a más personas están:

Es decir, que 5 de cada 10 trabajadores en Honduras se ganan la vida con actividades agrícolas, comerciales o de servicios de reparación.  

Ahora, al hablar de desempleo vemos que las cifras no son escandalosamente grandes como es la creencia popular. De hecho, para 2018 la tasa de desempleo abierto era del 5.7%. En términos absolutos, alrededor de 240 mil personas no encontraban una ocupación aunque la buscaran. Sin embargo, esto no significa que la percepción popular del mercado laboral sea errónea, sino que está mal enfocada. 

El problema del mercado laboral en Honduras no es el desempleo, sino la informalidad y lo que los economistas llaman subempleos. Para 2018, el 36% de las personas ocupadas eran autoempleados (es decir que no son asalariados de ninguna empresa) y por ende no tienen ninguna clase de derecho laboral. Además, ya que al trabajar independientemente no pueden tener niveles de inversión que les permitan alcanzar mayor productividad como pasaría en el caso de una empresa, su productividad es bastante baja y eso se ve reflejado en sus ingresos. De igual forma, el 36.1% de los ocupados están empleados en el sector privado. Aunque a ellos tampoco les va muy bien, ya que la mayoría de asalariados en este sector tienen ingresos menores al salario mínimo. 

¿Cual es el único sector cuyos trabajadores gozan de salario mayores al salario mínimo? Lo adivinaron, el sector público. Sin embargo, este sólo emplea al 5% del total de trabajadores del país.

Por otro lado, existen sectores económicos que llaman poderosamente la atención por su potencial de crecimiento. Hace algunos años el gobierno contrató a la firma de consultoría internacional McKinsey & Company para que realizara un estudio identificando estos sectores con el fin de promoverlos y generar los empleos bien pagados que el país necesita. Los sectores identificados por la empresa son:  Agronegocios, Textiles, Turismo, Vivienda, Manufactura Intermedia y Servicio de Apoyo a Negocios.

Y son estos sectores los que el gobierno y el sector privado se van a concentrar en impulsar en los próximos años. 

En resumen, el mercado laboral hondureño es muy poco avanzado, concentrando a la mayoría de trabajadores en empleos de baja productividad y alta informalidad. Una de las causas de ello son los bajos niveles de capital humano entre los trabajadores, para 2018 el nivel de escolaridad promedio apenas alcanzaba los 7.8 años (INE). Lo anterior eleva aún más la importancia de cerrar la brecha de actividades que la cuarta revolución industrial trae consigo. Alinearnos con las demandas de talento exigidas en el mundo laboral globalizado de la actualidad le permitirá a nuestro país atraer la inversión privada que tanto se necesita para crear los empleos de calidad que todos los hondureños merecemos.

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Angel David Rodriguez Alvarado, con 22 años, es un notable estudiante de Economía en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNAH. Entre sus pasatiempos favoritos está investigar sobre temas de actualidad y escribir artículos al respecto con el objetivo de generar un mejor entendimiento entre los jóvenes. Forma parte de distintas organizaciones y recientemente representó a Honduras en el Campamento Mundial Honduras 2020 organizado por IYF. En un futuro espera poder trabajar en la Banca de Desarrollo donde pueda contribuir a dar solución a los problemas más apremiantes de la sociedad.

Angel David Rodriguez Alvarado
Angel David Rodriguez Alvarado

Angel David Rodriguez Alvarado, con 22 años, es un notable estudiante de Economía en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNAH. Entre sus pasatiempos favoritos está investigar sobre temas de actualidad y escribir artículos al respecto con el objetivo de generar un mejor entendimiento entre los jóvenes. Forma parte de distintas organizaciones y recientemente representó a Honduras en el Campamento Mundial Honduras 2020 organizado por IYF. En un futuro espera poder trabajar en la Banca de Desarrollo donde pueda contribuir a dar solución a los problemas más apremiantes de la sociedad.

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