Salí de mi casa y me di cuenta que tenía miedo; miedo porque a pesar de que no iba vestida de una manera “provocativa”, me miraban con codicia; me hacían sentir impotente y con temor a que algo me pasara. Nadie merece esas miradas atemorizantes y nadie merece que el respeto y la integridad humana sean arrebatados y que sus derechos sean comprometidos. No merecemos palabras que nos hagan sentir asqueadas, ni miradas procaces. Debemos de entender que a pesar de tener más derechos ahora en comparación a nuestras antepasadas, todavía abunda la impunidad que ha resultado de un sistema fallido. Todavía vivimos en una sociedad que discrimina y disminuye la importancia que tenemos, asumiendo de que como género tenemos menos capacidad de tomar decisiones para participar en la política, ser líderes empresariales o profesionales competentes.
No hay justicia para aquellas personas que han sido dañadas físicamente y/o psicológicamente. Nuestra sociedad nos enseña a “normalizar” todas esas cosas que se han vuelto comunes: abusos, acosos, desigualdad, feminicidios, violaciones. En fin, la lista de abusos de los cuales miles de mujeres tienen que sufrir y tolerar, es demasiado larga. Millones de mujeres a nivel mundial pierden sus vidas debido al machismo que existe en la sociedad, y no tienen un sistema que las defienda y proteja. Al compararnos con un país mucho más avanzado tal como Islandia, ciertamente podemos notar cómo una huelga feminista hizo que toda la población del país abriera los ojos a la realidad de una nación sin mujeres. El 24 de octubre de 1975, el 90 % de las mujeres en Islandia decidió simplemente no ir a trabajar para poder salir a las calles a protestar por dicho movimiento. Esto creó un país en donde los sueños y metas para las mujeres fueran alcanzables, en donde las mujeres aspiran más que solo quedarse calladas, aspiran ser abogadas, artistas, doctoras, ingenieras, líderes, presidentas; aspiran a la igualdad del ser humano. ¿Pero cuantos países más creen en esta igualdad? ¿Cuantos países en verdad toman a las mujeres en cuenta? Estadísticamente según UN Women, en el año 2019 solamente el 15% de los países y territorios tienen una mujer en su máximo puesto de liderazgo.
En países liderados por mujeres tal como: Alemania, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Nueva Zelanda y Taiwán; se puede dar a conocer cómo estos países han sido los más prósperos en cuanto a economía y desarrollo de su país correspondiente. Al momento de comparar con Latinoamérica, las estadísticas que más destacaban en cuanto a la mujer en la región son las siguientes: Latinoamérica de 14/25 países tienen las tasas más alta de feminicidios, entre estos Honduras y El Salvador. En América Latina y El Caribe, una mujer muere cada 5 horas por consecuencia de violencia machista. El 65% de hombres entre los 15 a 19 años de edad piensa que cuando una mujer dice no, en realidad quiere decir “sí”. Cada 7 de 10 hombres entre las edades previamente mencionadas consideran que la consecuencia de ser manoseadas o acorraladas es por culpa a la ropa que las mujeres utilizan.
Desde que nacemos, la sociedad nos hace sentir culpables por el simple hecho de ser mujer, por ende personalmente exigimos que críen a futuras generaciones de una manera feminista. A todas las personas que crían las futuras generaciones, ya sean madres, padres u otras personas responsables de la formación de nuestro futuro, les pedimos por favor enseñarles a no usar el género femenino para insultar u ofender a alguien. No es correcto decir que alguien actúa o llora “como niña” porque tanto las mujeres como los hombres están en todo su derecho a expresar sus sentimientos libremente. No solo criemos a las jóvenes a tener cuidado de ser violadas; en vez enseñemos a NO violar. Valoramos muchísimo nuestras vidas como para perderla al salir de nuestras casas. Es vital que creemos conciencia social y llevemos este tipo de enseñanza a formar parte de la vida cotidiana. Si criamos a futuras generaciones de esta manera, disminuimos el machismo y el patriarcado que por tanto tiempo han vivido arraigados en nuestra sociedad. Enseñemos a futuras generaciones el respeto propio y mutuo sin excepciones.
Somos dos jóvenes empoderadas con vista hacia el futuro, que procuran concientizar a la sociedad conservativa en la cual vivimos. Nuestro propósito es hacer que tanto los hombres como las mujeres abran sus ojos ante la desigualdad y la injusticia que el patriarcado ha creado con el pasar del tiempo. Entonces, mujer, crece, empoderate, sé lo que querás ser. No te dejes llevar por los estereotipos erróneos de nuestra sociedad. No dejes que tu temor te defina quién sos. Nosotras alzamos nuestra voz y hablamos por todas aquellas mujeres que no han encontrado la suya, hablamos por todas aquellas que fueron asesinadas por defender quienes son, y hacemos un llamado a la sociedad para que las personas abran sus mentes y acepten la equidad de género en todo aspecto. Entonces, mujer, ponete tu falda o jean, tus tenis o tacones, y luchá para que tus ideales y tu potencial no sean definidos por tu apariencia, sino por el potencial y las ganas de liderar que tenés. Que nos miren a todas por nuestra convicción de cambiar el mundo. Recorda, juntas somos más.
[su_divider]
Andrea Antúnez Reyes, egresada de la Escuela Internacional Sampedrana, es una joven de 19 años apasionada por la cocina y el mundo de hotelería y turismo. Con su sacrificio y esfuerzo, ha logrado sacar cursos y expandir su conocimiento de diversas maneras. Su mayor objetivo es ser la mejor versión de sí misma de manera personal, profesional y académica.
Maura Juliette Talhami es una joven feminista de 18 años de edad egresada de la Escuela Internacional Sampedrana. Actualmente cursa la carrera de Derecho en UNITEC. Apasionada por las leyes, la justicia y la igualdad decide expresar su opinión para concientizar a la sociedad hondureña. Por medio de su carrera y amor a su patria, aspira a lograr cambios en el sistema gubernamental buscando justicia y un mejor futuro para Honduras.