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Hace un tiempo, cuando nos dimos cuenta de la seriedad de la pandemia, escuché a alguien decir que la cura de la misma en Honduras iba a ser la solidaridad. Quisiera acordarme quién fue, para así darle crédito a unas palabras que poco a poco comprobaron ser más ciertas. Ya les explicaré el por qué.

Verán, a diferencia de lo que muchos creen, estudiar y ejercer en economía no consiste únicamente de analizar finanzas, macroeconomía, u otras cosas que se escuchan popularmente. Esto lo digo con el fin de que la gente se de cuenta que el denominador común que nos une a todos los economistas es la práctica de tomar decisiones, sujetos a diferentes restricciones tales como el dinero, tiempo o costo de oportunidad. Nosotros entendemos que los individuos son impredecibles, pero en promedio podemos analizar el comportamiento de todos en la sociedad.

Enfatizo esto puesto que, como curioso economista, me hice la siguiente pregunta: ¿Por qué no logramos que la gente se quede en casa durante la pandemia? Para indagar en esto saqué de mi cajita de herramientas un concepto que se usa en el estudio de la teoría de juego; un problema que se llama la acción colectiva.

La acción colectiva es un escenario que utilizan los politólogos para intentar explicar por qué la gente no sale a votar. Utilizando la lógica de este, la conclusión que nos da es que, independientemente de cuál candidato gane, la estrategia dominante es no ir a votar. ¿Por qué es así? Les presento la siguiente coyuntura, que demuestra el razonamiento detrás de no querer respetar la cuarentena al seguir saliendo de casa.

En este caso, las columnas representan nuestras decisiones, ya sea quedarse en casa o no hacerlo. Los renglones indican los resultados en la sociedad (escenarios que individualmente no podemos cambiar): o se contiene la pandemia, o se sale de control. 

Primero asumamos que se contiene la pandemia (el segundo renglón). Si me quedo en casa voy a estar encerrado, pero si decido salir, puedo discutir que “no pasa nada”, bajo el argumento de que si me infecto es mi problema. Comparando las dos opciones que yo tengo en este caso, la retrospectiva nos deja comparar cuál hubiese sido la decisión más beneficiosa como individuos. Si yo busco un beneficio meramente personal, sabiendo las características del virus, estar encerrado siempre va a ser la peor opción. El encierro me prohíbe ver a mis amigos, trabajar, y para muchos significa no poder poner comida en los platos de su familia. En fín, individualmente las consecuencias por estar encerrado son mayores a cualquier beneficio personal que podría existir.

Ahora consideremos el caso donde la pandemia se sale de control (el primer renglón). Si decido quedarme en casa, aparte de encerrado también estaré triste por la tragedia que presenciamos. Pero si en este caso salgo, siempre voy a estar triste sabiendo que la pandemia prevale en el aire que respiro, notando que el mundo no ha regresado a la normalidad, pero no tuve que sufrir las consecuencias que conlleva el estar encerrados. En ambos casos voy a estar triste porque veo a muchísima gente sufriendo, eso no cambia. Pero si me quedo en casa también estuve encerrado. En fin, si ya estoy triste, y me interesa únicamente mi bienestar personal, mejor me hubiese ahorrado el encierro. Mi decisión lógica y racional es simplemente no quedarme en casa, en este caso la opción que me perjudica menos.

En ambos casos, la lógica y racionalidad indicarían que mi mejor opción es simplemente no quedarme en casa. Independiente de si se contiene la pandemia o no, las consecuencias del encierro siempre hacen que nuestra situación personal sea peor que lo que hubiese sido si no hubiese respetado la cuarentena. Estar encerrado para mí es una inconveniencia, y por ende, me dispongo a tomar el riesgo de ser contagiado.

De la misma manera, he concluído que así es como probablemente esté pensando el hondureño; que la decisión de UN individuo de aislarse no va a tener un verdadero impacto en la sociedad, y por ende simplemente se decide no hacer el gran sacrificio que es respetar la cuarentena.

Como la autoridad que son, los gobiernos tienen la capacidad de influir en nuestro comportamiento. Por ejemplo, el gobierno de Honduras nos podría castigar al detenernos si violamos la cuarentena. Asimismo, las medidas como el subsidio de sueldos para trabajadores funcionan en otros países porque, con dinero en el bolsillo, el trabajador ya no tiene la necesidad ni el incentivo de violar la cuarentena para salir a trabajar. En Honduras, sin embargo, el gobierno ha hecho muy poco para influenciar nuestro comportamiento. A falta de recompensas o penalidades por seguir o no seguir la cuarentena, ¿qué podemos hacer para contrarrestar este déficit de esfuerzos y mejorar la situación? He aquí donde entra la solidaridad, y esa solidaridad consiste de tomar en cuenta el riesgo que imponemos a otros y al sistema cuando salimos de nuestras casas.

Consideremos el mismo formato, pero con una adición muy importante. Ahora, sin importar lo que pase, si yo me quedo en casa, me lleno de alegría porque sé que fui solidario al no arriesgar al pueblo. ¿Cómo hacemos entonces para que mi estrategia racional sea quedarme en casa?

La respuesta es sencilla. En el desafortunado caso de que la pandemia se salga de control, tengo que asegurarme de que esa alegría por ser solidario sea mayor a ese sentimiento de tristeza por el encierro. Pero si contenemos la pandemia, lo cual es la meta, sabré que quedándome en casa puse de mi parte al no intensificar el riesgo. Independientemente, si yo soy suficientemente solidario, ahora decido quedarme en casa.

Si están poniendo atención, se dan cuenta que la única diferencia entre un caso y el otro es la magnitud de la  solidaridad, y esta hace un mundo de diferencia. Si somos suficientemente solidarios, tenemos un chance mucho más alto de quedarnos en casa. Asimismo, lo más bonito del caso es que entre más personas se queden en casa, más posibilidades hay de que se contenga la pandemia. Hago este análisis para poder comprender por qué el hondureño ha reaccionado a la pandemia de manera tan impasible. Definitivamente nos ha costado mucho llevar a cabo la cuarentena de la manera apropiada para poder salir de esta situación. No obstante, este análisis también sirve para entender intrínsecamente el pensamiento colectivo, y así poder reflexionar que nuestras acciones y sacrificios durante este tiempo no son en vano. Al final del túnel podremos ver los resultados con claridad. He ahí la solidaridad, presentada como cura de la pandemia.

Al vernos enfrentados a la pandemia, asegurémonos de hacer esfuerzos para obtener el mejor resultado posible para todos. Por eso, hondureños, quedémonos en casa, y sintámonos bien por ser solidarios con los demás al hacerlo. Sólo con eso estaremos aportando nuestro granito de arena. Aunque parezca que hacerlo no contribuirá, podemos salir de esta al unir nuestras fuerzas, irónicamente, de manera aislada. Así que animémonos a resolver las cosas apropiadamente. Espero que al momento en que entendamos la situación, sintamos ese llamado de responsabilidad social como ciudadanos. Quedémonos en casa, para así marcar la diferencia y poder contener esta pandemia en un país que no tiene muchas otras alternativas para hacerlo. Aún estamos a tiempo. Nuestra patria nos necesita ahora más que nunca. 

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Eduardo Retes es un colaborador de El Milenio, e investigador de su división "El Coco". Originario de Honduras, Eduardo ahora reside en Canadá donde finalizó su licenciatura en economía con los más altos honores en Brock University. Actualmente, forma parte del programa de Ph.D. en economía en University of Western Ontario. Su meta es prepararse de la mejor manera para poder apoyar y representar a su país de la mejor manera en un futuro cercano.

Eduardo Retes
Eduardo Retes

Eduardo Retes es un colaborador de El Milenio, e investigador de su división "El Coco". Originario de Honduras, Eduardo ahora reside en Canadá donde finalizó su licenciatura en economía con los más altos honores en Brock University. Actualmente, forma parte del programa de Ph.D. en economía en University of Western Ontario. Su meta es prepararse de la mejor manera para poder apoyar y representar a su país de la mejor manera en un futuro cercano.

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