“Que enojada sos.” “¿Así sos de indecisa siempre?” “Nada se te puede decir porque siempre estallas” “¿Cuándo fue la última vez que sonreíste?”
Yo quería sonreír, yo no quería enojarme por todo y con todos, pero había algo que no me lo permitía, algo que con el tiempo he logrado entender: mi salud mental.
Existe una serie de eventos que provocan un estado emocional desequilibrado, acompañado de nervios y ansiedad. Estos eventos pueden identificarse como el primer día de escuela o la entrega de un proyecto. En lo que concierne a mi caso, mi error fue considerar todos los días como el primer día de escuela y así la ansiedad que domina este día, se perpetuó durante todo el año.
Nuestro entorno influye más en nosotros de lo que pensamos. Puede nutrirnos, hacernos crecer o puede perjudicar nuestro estado de ánimo. Vivimos en un ambiente tan contaminado, que la mayoría de las personas sonríen y se llenan por el mal que siembran y le hacen a otros. ¿Cómo sobrevivir en un ambiente en el cual las personas que te rodean se llenan de gozo al verte fracasar?
Por mucho tiempo creí que si no aceptaba lo que me estaba sucediendo, la realidad no me alcanzaria. El problema era que al no aceptarlo no podía comenzar a solucionarlo.
Existe una gran ignorancia y estigmatización alrededor de las enfermedades mentales por lo cual me causaba terror hablar de mi ansiedad. Es sorprendente como este no es un tema comprendido, y resulta ser un tema ignorado intencionalmente ya que va más allá de nuestro entendimiento, y de nuestra capacidad de comprender lo que está sucediendo.
Falta de aire. Dolor de cabeza. Visión borrosa. Taquicardias. Dolores musculares. Acidez estomacal. Tensión en la garganta. Sofocos. Temblores. Escalofríos. Dolor de espalda. Sensación de desmayo. Mareo. Nervios. Insomnio. Pérdida de apetito…
Luchar contra un ejército de síntomas, hace que dejes de ser tu mismo. Es una lucha constante de tratar de llevar una vida normal, intentando siempre seguir adelante y salir de todo eso. Uno de cada cuatro personas sufre alguna enfermedad mental, según la Organización Mundial de la Salud. Estadísticas que demuestran que cada uno de nosotros conoce por lo menos a una persona con algún tipo de enfermedad mental.
Me senté a escribir este artículo con gran consternación al ver la cantidad de personas que se han identificado conmigo por padecer de la misma situación. He apoyado a familiares y a amigos que me han pedido ayuda o consejos en cuanto a estos temas. Una ayuda regida por el terror y la falta de esperanza debido a no saber qué es lo que realmente les sucede.
“¿Cómo lo has superado?” Me preguntan constantemente. Mantengo una respuesta que engendra esperanza y aliento para salir adelante, y esta es que solo existe un camino y ese camino grita triunfo.
Para lograr salir de cualquier agujero en donde nos encontremos, tenemos que confiar en nosotros mismos, saber que solo nosotros tenemos las respuestas y las maneras para poder construir eslabones que nos lleven a suspirar paz y tranquilidad. Constantemente nos reprochamos y nos enojamos con nosotros mismos por situaciones que nos salen mal. Situaciones que la mayor parte del tiempo no están a nuestro alcance.
El amor propio debe de ser nuestro aliado ya que al encontrar que estamos llenos de nosotros mismos no dependemos de nadie para que nos saque un sonrisa, o que nos haga sentir seguros, como de igual forma todos los residuos negativos que llenan nuestro entorno no lograran lastimarnos. Cuidémonos en todo aspecto, desde lo físico hasta lo emocional y después de un tiempo alcanzaremos la estabilidad emocional.
Aunque la tristeza y el enojo gobiernen nuestro ser, levantémonos cada mañana pensando que el día que se avecina será mejor que el anterior. Juguemos con nuestra mente y cuando nos diga que no podemos, demostremosle que si! De esta forma lograremos pasar de un pensar que vamos a estar bien a un saber que lo estaremos.
Desde el momento que comencé a creer que todo iba a salir bien y a quererme mas a mi misma empecé a sonreír más y a enojarme menos. El positivismo y el creer en nosotros mismos son la clave para salir adelante. Existe una solución para todos nuestros problemas, y la mayoría de veces la solución la tenemos en nuestras manos. Es algo similar a cuando no encontramos nuestro teléfono en nuestra casa. Lo buscamos impacientemente por todos lados, sabiendo que se encuentra en algún lado , hasta que se nos acerca alguien y nos dice “¿No es tu telefono el que andas en la mano?” Buscamos la respuesta a nuestros problemas por todos lados, hasta que logramos entender que las respuestas no están afuera, sino en la palma de nuestras manos.
“¿Como te levantas tan feliz?” “¡Que energías!” “¿Como miras todo tan positivamente?”“¿Porque andas tan alegre?”
Yo quiero sonreír, yo no quiero enojarme con todos y por todo, aunque exista algo que no me lo permite he logrado encontrar lo positivo en los sucesos más negativos. Nuestra actitud frente a las circunstancias radica en la forma que queramos verlas. El futuro es desconocido, por lo cual centrarnos en escenarios con finales fatalistas no trae solución a nada.
Perderle el miedo al mismo miedo, asumiendo que si hemos sobrevivido a situaciones y estados terribles también superaremos los siguientes. Si nos vamos a inventar el futuro, entonces inventémoslo lo más positivo posible.
Camila Jalil Cruz forma parte del equipo de colaboradores para El Milenio. Una joven hondureña, enérgica y carismática de 19 años. Actualmente estudia en UNITEC la carrera de Mercadotecnia y Negocios Internacionales. Creyente de que todo acontecimiento en su vida, sea malo o bueno la ha acercado cada vez mas a la persona que siempre ha querido ser. Su pasión es leer y escribir y, a través de ellos, intenta despertar conciencia sobre temas que considera importantes para el bienestar de la sociedad.