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Casi siempre hemos votado por afinidad partidaria, ideologías y parentescos. Nos olvidamos que en todos los partidos, ideologías y familiares hay malas intenciones, y es nuestro deber informarnos sin sesgos políticos quienes aportarán al bienestar y prosperidad.

Soy testigo, y por método empírico, que la postura de cualquier persona puede (debe) cambiar para bien cuando conoce los hechos. El acceso a la información está en la palma de nuestras manos; la tecnología nos ha permitido que en cuestión de segundos encontremos las noticias buenas y malas de todos los candidatos de cualquier partido. Nuestro compromiso es con la patria y no contra un partido en específico, nuestra crítica o apoyo debería de ser siempre de manera apartidista, porque en todos los partidos hay gente buena y mala. Sin embargo, no todos tienen esta mentalidad y viven del morbo mediático: el de sacarle trapos a los demás partidos y callar con los del partido afín.

El voto informado no viene de aquella persona que votará por tradición al partido familiar ni de quién votará por alguna afinidad personal, sino de aquella que es apartidista y con una idea clara. Como dijo Teócrito una vez, “Los hombres libres tienen ideas; los sumisos tienen ideologías.” Usted y yo como ciudadanos civiles, somos hijos de la patria y debemos votar por todas las personas buenas, aunque no sean del partido de nuestra preferencia y también excluir a todas las personas malas, incluyendo las de nuestro partido de preferencia. Al final, esté quien esté en el poder ejecutivo, éste nos gobernará a todos por igual y no sólo a un segmento de la sociedad. De ahí dependerá nuestro sufragio: si ponemos en la silla presidencial y curul del Congreso a las personas correctas o no.

Honduras es un país con un índice elevado de pobreza y pobreza extrema. Más del 70% no tiene acceso a una vida digna y mucho menos tendrá acceso a la información. De aquí nace el populismo político: aprovecharse de la pobreza o ignorancia del pueblo para ganarse los votos de manera mediocre. El populismo por pobreza se obtiene dándole una remuneración mínima en efectivo a una familia que le durará un día o una semana con suerte. El populismo por ignorancia se obtiene dándole falsas esperanzas de prosperidad a un pueblo que no sabe que sus líderes o militantes han sido partícipes de la corrupción e inmensa pobreza que azota al país.

No existirá democracia real mientras el 70% del pueblo es ignorante de los hechos, gente que tiene un criterio distinto de la realidad porque desconoce la realidad política de los que buscan una candidatura. Un pilar fundamental para erradicar la corrupción de cualquier color político será educar al pueblo. Un pueblo educado, sin importar su afinidad política, sumará al futuro del país porque votará por el bien común y un plan de nación fundamental para la prosperidad.

Eduquemos al pueblo, démosle un criterio real, démosle una voz informada. Que cada ciudadano desde su trinchera aporte a una mejor Honduras. 


Nota: Las palabras contenidas en el presente artículo representan exclusivamente la opinión del autor. El Milenio es una organización no partidaria y sin afiliación ideológica.

Orlando Ordonez
Orlando Ordonez

Orlando Ordoñez es Ingeniero en Energía egresado de UNITEC y MSc. en Energías Renovables y Eficiencia Energética de UCAM, España. Actualmente, es miembro de la Comisión de Democracia y Asuntos Políticos de la Red Mundial de Jóvenes Políticos de Honduras, voluntario en equipos de proyección social en Puerto Cortés y San Pedro Sula. Orlando siempre ha sido un joven involucrado en asuntos científicos sobre la energía desempeñándose como asesor en tesis de investigaciones energéticas y cuenta con un artículo científico internacional presentado en Japón. Con su interés apartidista en la política, es fiel creyente que el cambio nace en la juventud y que es importante impulsar un cambio en la sociedad por nuestra cultura y educación. Una mejor Honduras no es utopía, es nuestra obligación.

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