A Favor de la Homosexualidad, En Contra de la Ideología LGBTQ
Según Augustín Laje, la ideología de género o movimiento LGBTQ se define como «un conjunto de ideas y opiniones no científicas (en su mayoría con propósitos políticos) que tienen el fin de controlar a la sociedad, modificando la sexualidad humana y presentándola únicamente a partir de la cultura, para así ofrecerla como propaganda popular, siendo esta una manera en que los medios le venden a la sociedad lo que quieren recibir».
Ser homosexual no es sinónimo de participación en dicho movimiento, cabe la aclaración. Debemos saber diferenciar una ideología o propósito colectivo, del individuo y sus orientaciones.
No hace falta tener una inclinación a cierto pensamiento político, filosófico y/o religioso, para saber que la homofobia es un pensamiento del cual NO se debería promulgar en las masas, actitud que lamentablemente se ha practicado a lo largo de la historia y ha perjudicado a personas por el hecho de tener una preferencia sexual ajena a los paradigmas infundidos por la sociedad. Es así como surgió la necesidad de crear un movimiento que luchara y defendiera a los afectados por la exclusión, estableciendo las famosas siglas LGBTQ (lesbiana, gay, bisexual, transgénico, y queer) como un símbolo mundial.
Sin embargo, décadas han pasado, y con ellas, las intenciones originales que no tenían relación a políticas doctrinantes y poco liberales; viéndose reflejado en ámbitos como la educación. Se ha luchado por que la educación sea laica y libre, pero después activistas de esta ideología, por medio de la presión social y cultural, obliga a la televisión a enseñar a los niños ideas de género, pero… ¿acaso la educación hacia los infantes no debía ser libre de cualquier tipo de doctrinas?
La psicóloga Maritchu Seitún, en su investigación sobre crianza de niños, llegó a la conclusión de que estos adquieren una conciencia moral entre los 6 a 8 años de edad, y no es hasta los 10 años que desarrollan una más propia, por lo que darles u ofrecerles juguetes influenciado por las ideas de género podría considerarse una imposición, pero ¿acaso no se buscaba una crianza libre de imposiciones sociales?
Un caso que se hizo muy famoso en las redes sociales fue cuando la compañía de juguetes Hasbro cambió el nombre y diseño de su icónico juguete “El señor cara de papa” a “La papa”, todo por la presión mediática de complacer dicho movimiento ideológico.
El adoctrinamiento por parte del movimiento LGBTQ ha llegado a tales niveles, que se ha llegado a viralizar en medios de comunicación de carácter masivo como Tiktok y YouTube, donde madres partícipes de la comunidad LGBTQ, afirman que sus bebés de tan solo meses de nacidos son gays, lesbianas etc.
Promulgan el respeto mutuo y la libertad de expresión, pero cuando alguien no comparte su forma de pensar, es acusado de homofóbico y lleno de odio, y tienen la “excusa” de poder hacer actos vandálicos en sus “Pacíficas manifestaciones”, como se vio reflejado en la bandera multicolor pintada en la fachada de la Iglesia Los Dolores en Tegucigalpa, patrimonio histórico y religioso de Honduras.
Respetemos los gustos y estilos de vida, pero sin querer obligar a las masas a pensar igual – a infundir nuevos paradigmas ilógicos en las generaciones venideras.
Nuestra libertad termina donde inicia la de nuestro prójimo, así se genera armonía, lo demás es expropiación.
Nota: Las palabras contenidas en el presente artículo representan exclusivamente la opinión del autor. El Milenio es una organización no partidaria y sin afiliación ideológica.
