Decía Ramiro de Maeztu: “La patria es espíritu. Ello dice que el ser de la patria se fundamenta en un valor o una acumulación de valores, que enseñan a los hijos de un territorio el suelo que habitan”.
Compatriotas hondureños,
Estamos terminando el mes de septiembre y con ello vinieron nuestras celebraciones en honor a la Patria. Antes de la pandemia, era ferviente la emoción por deleitarnos de eventos como los desfiles, bandas de guerra, y actos cívicos. Sin embargo, creo que deberíamos de celebrar con eventos en donde se procure preservar el recuerdo del día en que se concretó este movimiento libertario y se reconozcan a sus iniciadores. Muchos ni siquiera conocen a profundidad la historia de nuestro país, la cual es vital para reconocer los errores del pasado y por lo tanto nos ayuda a no cometer errores similares en nuestro futuro.
Durante este mes se retoman los temas que forjan nuestra identidad nacional: los símbolos mayores, nuestras lenguas, los patrimonios culturales, nuestros próceres, y las costumbres. Todas las anteriormente mencionadas, son “recordadas” pero más que todo por cumplir con un simple protocolo por ser el mes patrio. ¿Es esa la conmemoración que le queremos dar a nuestro recuerdo de ser una República Libre, Soberana e Independiente? Observando nuestra realidad social, ¿Qué le tenemos que decir a nuestra Patria en este Bicentenario? Hoy festejamos tu aniversario de 200 años de vida independiente, 200 años en que te has dedicado a definir tus fronteras. Sin embargo, en el fondo, HOY clamas y lloras por tu gente, por el pueblo que está siendo tachado de ignorante y manipulable por quienes están gobernando, por un pueblo, que prefiere emigrar de su hogar, y trabajar en tierras extranjeras para enviar la remesa a la familia, por esas reformas ilegítimas disfrazadas de legalidad que buscan dividir tu territorio y despedazar la soberanía y por una nación considerada de las más violentas y desiguales de la cual nadie quiere visitar.
¿Acaso olvidan lo rica que eres o simplemente no te conocen? Yo sé cómo eres y sé que en el fondo aún guardas esa belleza inigualable que solo Honduras tiene. La mujer humilde, trabajadora y de gran gentileza, con manos bendecidas en todo lo que hace, el hombre abnegado y valiente que busca ayudar a quienes lo rodean, los jóvenes de mentes brillantes que anhelan y luchan por un mejor Honduras, y los pequeños, nuestra más grande esperanza y futuro.
Te debemos mucho, ¡Oh Patria! Especialmente de una inversión en la educación de nuestra gente , involucrando a todos los individuos de la nación, fomentando ese sentido de pertenencia. Actualmente, de eso es de lo que más sedientos estamos, de una educación de calidad y equitativa. Aquellos que sí cuentan con la oportunidad de educarse muchas veces usan sus aptitudes para satisfacer sus propios intereses o se desenvuelven en el extranjero y no vuelven. Pero aún hay mentes brillantes, INSTRUMENTOS DE NUEVOS DISEÑOS, nosotros, LA JUVENTUD, y no te abandonaremos. Seguiremos en pie abogando, representando, promoviendo y luchando por Tí, por una Honduras justa, sin violencia, y libre de mentes cleptócratas, retomando de vuelta el honor que expresa la séptima estrofa del himno nacional.
Nota: Las palabras contenidas en el presente artículo representan exclusivamente la opinión de la autora. El Milenio es una organización no partidaria y sin afiliación ideológica.
