El ambiente sombrío, caótico y de incertidumbre que hoy vive la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), es en parte atribuido a una serie de hechos suscitados en el subsector eléctrico hondureño, que para varios expertos son considerados como corruptos, insostenibles, e incluso en contra de La Ley. ¨La Tenebrosa¨, un seudónimo usado por muchos para referirse a la ENEE, es la única empresa de distribución en territorio continental de energía eléctrica en el país, atendiendo cerca del 99% de la demanda a nivel nacional con 1 895 984 de abonados. Así que, si estás leyendo esto, es muy probable que formes parte de esa estadística. Es importante mencionar que el subsector electricidad en Honduras es básicamente la conformación del sistema eléctrico de potencia, el cual va desde los generadores de energía, hasta los sistemas de transmisión y distribución. En su momento, todos los eslabones de la cadena del subsector eran manejados exclusivamente por la ENEE. En ese sentido y para conocimiento de muchos, la transmisión y distribución de energía eléctrica cae bajo las características de un monopolio natural. Sin embargo, lo que es difícil de comprender es cómo una empresa sin competencia alguna y vendiendo un producto altamente demandado, puede caer en la quiebra. ¿Será posible? Hasta la fecha, la empresa estatal no ha podido sanear sus finanzas.
El Estado, siendo único propietario de la empresa, es responsable de que la institución salga a flote. A pesar de ello, ha preferido recargar las responsabilidades financieras a los usuarios por medio de los altos costos de energía eléctrica que deben de pagar. Además, la implementación del mecanismo de promediar la energía eléctrica, no genera confiabilidad ni certeza en la lectura del consumo eléctrico de cada usuario. Es evidente que somos víctimas de un sistema que carece de modernización y confiabilidad.
En el 2013, mediante la Comisión para la Promoción de la Alianza Público Privada (COALIANZA), se firmaron cuatro fideicomisos con la finalidad de ¨recuperar¨ a la ENEE de sus pérdidas técnicas y financieras. A pesar de dicha acción, no se vieron los beneficios de los fideicomisos, por lo que generó incertidumbre sobre los cambios realizados y el papel de la ENEE como agente del mercado. En el 2014, con el propósito de modernizar a la ENEE bajo el nuevo instrumento legal, la Ley General de la Industria Eléctrica (LGIE), se instruyó que la ENEE sea escindida en una empresa de generación, una de transmisión y operación del sistema, y al menos una de distribución, las cuales serían entidades propias del Estado de Honduras por medio de la ENEE como empresa matriz. Sin embargo, dicho proceso aún se encuentra sin efectuarse y se desconoce cuándo se llevará a cabo.
Dos años después, en aras de mejorar la confiabilidad del sector eléctrico, el Estado de Honduras contrató a la Empresa Energía Honduras (EEH) para mejorar parte de las situaciones críticas que vivía La Estatal, ya que los niveles de pérdidas técnicas y no técnicas de energía eléctrica eran muy altos e incluso superaban el 30%― el porcentaje más alto de la región centroamericana. ¿Cómo se realizó dicha contratación? Si bien es cierto que es algo del pasado, hoy en día seguimos pagando el precio por las malas prácticas. Es oportuno citar el famoso dicho de ¨lo que mal inicia…mal acaba¨. En resumidas cuentas, la función principal de la EEH es reducir las pérdidas técnicas y no técnicas. Sin embargo, dicha tarea no ha sido cumplida desde su llegada; es más, las pérdidas han aumentado un 2% en tres años.
Hoy en día las multas por incumplimiento de contrato ascienden los 1 124.7 millones de lempiras, dinero que la EEH deberá rendir al Estado. Anteriormente, expertos en el tema predijeron tal situación oscura y tenebrosa que ha puesto en perjuicio el sector eléctrico hondureño y que al final del día afecta al usuario, siendo estos vos y yo.
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