Escribir es la unión de las ideas con la realidad, es dar vida a lo invisible, a lo intangible. Escribir es tantas cosas. Es tanto conocer cómo darse a conocer. Es darle al mundo un pedazo de lo que somos. Escribir con pasión es prestar nuestra alma. Escribir con amor es prestar el corazón. Escribir con sentimientos genuinos, sea el que sea, es un acto de grandeza. Escribir es una acción tan importante, sin embargo, son pocos los que deciden sellar sus pensamientos en un pedazo de papel. Son tan pocos los que se desahogan, los que educan, los que cuentan, los que escriben! Son tan pocos los jóvenes, que aunque piensan en mil millones de cosas, nos dan a conocer sus ideas y opiniones. Los jóvenes, que somos la fábrica más grande de creatividad, que cuestionamos todo, que aceptamos nada, somos los llamados a escribir.
La juventud es la oportunidad más grande que nos da la vida para imaginar, mientras que la escritura es el instrumento perfecto para consumar nuestra imaginación. Es el escape sin limites, sin reglas, que nos deja expresarnos en nuestra totalidad. Las posibilidades son infinitas cuando unimos la juventud con las palabras. Tanto podemos hacer si todos los jóvenes empezamos a escribir sobre lo que nos apasiona. Tanto podemos lograr si nos expresamos con sinceridad, si cuestionamos con criterio, y si escribimos, y escribimos, y escribimos.
No existe mayor necesidad en este país que la opinión de los jóvenes. No existe un futuro inundado de cambios, sin nuestra opinión. En esencia, la juventud es eléctrica. Es la cúspide de la curiosidad, y el comienzo de la razón. Es una controversia, que nos arropa en los pensamientos más descabellados. Pensamientos que necesitan transformarse en palabras, en escritura. Todos nacimos con la habilidad de escribir, no todos seremos García Márquez, Cervantes, o Neruda, pero todos tenemos algo que contar, algo que enseñar, algo que preguntar. Que NO nos motive la habilidad, que nos motive las dudas. Que no haya inquietud en nuestra cabeza que no sea escrita en el papel. Que la juventud no solo sea la fábrica de creatividad, que también sea una fábrica de palabras escritas con valor.
Escribir es tantas cosas, pero para nosotros, los jóvenes, es un instrumento de expresión. El instrumento que hará sonar las voces de todos nosotros. Ante nuestra falta de poder, escribamos, y veamos cómo nuestras palabras se hacen una fuerza armónica e incontrolable. Escribamos, y empujemos las ideas para enfrente. Escribamos, y el futuro no lo vamos a esperar, lo vamos a alcanzar.
El Milenio es la plataforma perfecta para que los jóvenes, como vos y como yo, escribamos sobre lo que nos mueve con el propósito de poder mover a otros. Jamás he escrito algo que no invite a mi lector a actuar, por eso hoy te invito a escribir.
Daniel Vijil, nuestro Director Estratégico aquí en El Milenio.
Daniel Vijil es un joven Hondureño y escritor para El Milenio. Tiene 20 años y se encuentra estudiando economía y finanzas en Loyola University New Orleans. Su lema es, “Nuestro alcance no es hasta donde podemos ver, es hasta dónde podemos creer.”