No es un concepto inconcebible, desmesurado o utópico, tampoco es un artilugio que se pueda regalar o comprar. Friedrich Hayek lo concibe como la ausencia de coacción, ergo, para protegerla de la coerción monopolizada, habrá que advocar por el Second Treatise of Government y De l’esprit de lois, el principio de silentium legis. Cada quien tiene permitido seguir su propia voluntad en lo que no está prescrito por la ley, sin estar sujeto a la voluntad inconstante, incierta, desconocida y arbitraria de otro, pero hay personajes que encuentran perfectamente adecuado someterte a exámenes morales mediante presión legislativa, y si repruebas este quiz de moralidad samaritana y buenista lo que te espera es un tuit malversado por parte de los justicieros sociales y alguna multa, o incluso en casos extremos, la privación de la libertad por parte de sus estandartes elegidos democráticamente.
Al otro lado del pacífico hay un estandarte de los que imponen sus pruebas: líderes del partido PODEMOS en España están enviando a sus militantes, o más bien, sequito violento a combatir a los “nazis”. Siendo estos clasificados por concepto subjetivo de un agente público, ¿será esto pautas de que tus políticas de Estado son subversivas? ¿Tuvieron que haber dicho los españoles en elecciones como Julio Cobos por la resolución 125? Que la historia me juzgue.
Si bien la libertad se mide en lo que la ley permite, manda o prohíbe, ésta tiene su fundamento en la responsabilidad individual. Sin embargo, ante estos casos la defensa propia es indiscutible, y no solo defensa física, incluso defensa por la libertad de expresión, ya sea artística o literaria o mediática, defensa por la libertad de a quién amar y cómo educar nuestros hijos, defensa de votar y exigir resultados sin exclusiones democráticas; defensa por la libertad individual.
Esto no significa que debemos a aplicar un concepto afrancesado radical de la libertad ni un código de valores de extremo progresismo. Si no somos conscientes de nuestras acciones, esto tendrá por reacción un despliegue de valores no compatibles para ejecutar intercambios privados en una civilización occidental propicia de la libertad tradicionalista que defendía Hayek.
Recordemos a la vez, que la ley nace como lo hace la lengua, se va adaptando a los cambios, se adhiere a la tradición o costumbres de la civilización; pero, la ley es acatada por el ciudadano y es puesta en función por el instrumento coercitivo estatal, y éste, como ya tenemos entendido, es proclive a abusar de su poder.
La libertad y la ley es fruto de la civilización, pero el absolutismo no es de ninguna.
Es cierto, el precio de la libertad es su eterna vigilancia, ya que tenemos la enorme tarea de proteger la vida, la propiedad privada y la libertad de estos actores liberticidas.
Anyi Rosales es una joven de 19 años, estudiante de Relaciones Internacionales y Derecho. Colaboró por año con un colectivo colombiano de poesía y ensayos, el cual le dio experiencia sobre las dificultades políticas y socioculturales de distintas regiones latinoamericanas. Consiguió Mención Honorífica en el concurso latinoamericano de Ensayos «José Ignacio García Hamilton» de la fundación argentina «Federalismo y Libertad» donde desarrolló objetivo académico: difundir las ideas de la libertad, seguridad y justicia para más sociedades con individuos libres del despotismo estatal.