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Los mayores productores de gases de efecto invernadero son las naciones y regiones más poderosas en todo el mundo como China, Estados Unidos, la Unión Europea, India, Rusia y Japón. A pesar de esto, Centroamérica, región la cual solamente produce el 0.5% de los gases de efecto invernadero, es en sí entre las regiones tropicales de todo el planeta la más vulnerable al cambio climático según estudios hechos por la Comisión para América Latina y el Caribe (CEPAL). 

Las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron en toda la región entre 1980 y 2006 y han seguido aumentando debido a la escasa modernización tecnológica de los sectores agrícola y energético, la dependencia de fuentes de energía altamente contaminantes (pese al potencial que existe para generar energía limpia), la creciente presión sobre el uso de los recursos naturales y el transporte público ineficiente que produce hidrocarburos. 

El número de desastres asociados a tormentas ha aumentado en todo el mundo y esta tendencia es todavía más drástica en Centroamérica. Hablando específicamente de Honduras, hacemos recuerdo del 14 de septiembre de 1974, año catastrófico que quedó para la historia de nuestro país en donde fallecieron entre 2,000 – 5,000 personas en una sola noche debido al huracán Fifí, siendo el tercer huracán más mortal de la cuenca del Atlántico. Este huracán golpeó nueve países y el que más afectó fue Honduras. 24 años después Honduras se encontró con un huracán de mayor magnitud el cual fue el huracán Mitch, uno de los ciclones tropicales más poderosos y mortales que se han visto en la era moderna. Hace unos meses Honduras fue golpeado por dos fuertes huracanes, Eta e Iota. Pero, ¿qué tiene que ver el cambio climático con todo esto? Julie Lennox, experta del Punto Focal del Cambio Climático de la CEPAL, realizó un estudio acerca de la situación y dentro de los escenarios que plasmó el menos optimista dicta que si las emisiones globales continúan según la tendencia actual, la temperatura en Centroamérica podría aumentar en promedio 4,2 grados centígrados y la lluvia anual podría disminuir en un 28% a finales de siglo. Esto significa en otras palabras que habrá mayor intensidad en eventos extremos como sequías y huracanes. Claramente cada uno de estos sucesos también impactará las economías aparte de que disminuirá la producción agrícola y adicionalmente habrá pérdidas significativas de ecosistemas y biodiversidad, lo que en la actualidad ya estamos viviendo intensamente. 

Sabemos que frenar fenómenos meteorológicos de gran magnitud no está al 100% en manos de la población mundial, pero lo que sí podemos controlar es la mitigación hacia esta situación. Esto significa que debemos reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que generamos y aumentar los sumideros o formas de captura. También debemos adaptarnos al cambio climático; esto implica conocer las transformaciones actuales, así como las esperadas, y prepararnos de la mejor forma posible para enfrentarlo. Si lo analizamos bien, entre el huracán Fifí y el huracán Mitch hubieron 24 años de diferencia y entre el huracán Mitch y los huracanes Eta e Iota hay un margen de diferencia de 22 años, lo cual significa que los gobiernos han tenido y tendrán la oportunidad para preparar a nuestro país para enfrentar estos fenómenos siempre y cuando los recursos sean bien utilizados. Es necesario que a la hora de ejercer nuestro voto y elegir a quien gobierne nuestro país también nos fijemos en su opinión acerca del cambio climático y cómo piensa combatirlo. 

La región centroamericana enfrenta grandes desafíos en cuanto al tema del cambio climático el cual evidencia nuestras debilidades en el estilo de desarrollo. No obstante, hay que verlo como una oportunidad para enfrentar articuladamente y desde una perspectiva centroamericana la construcción de una región más inclusiva y justa con las personas y la naturaleza. 


Nota: Las palabras contenidas en el presente artículo representan exclusivamente la opinión de la autora. El Milenio es una organización no partidaria y sin afiliación ideológica.

Adriana Agurcia
Adriana Agurcia

Adriana Agurcia es Licenciada en Relaciones Internacionales, graduada de la Universidad Tecnológica Centroamericana (UNITEC), apasionada por el mundo de la diplomacia, los negocios internacionales y la política. Actualmente es fundadora y vice presidente de la ONG Collab Honduras y sub coordinadora de comunidad y activismo de la ONG Sustenta Honduras, también se certificó como líder en Cambio Climático por el Climate Reality Proyect, organización internacional liderada por el ex vicepresidente de los Estados Unidos de América, Al Gore.

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