El voluntariado en pocas palabras, promueve acciones colectivas que impulsan cambios e inspiran a otros.
Son muchos los problemas que vivimos nosotros los hondureños, pero son pocos los hondureños que impulsan acciones para resolver el problema.
Muchos de ellos son héroes sin capa; luchan sin esperar recompensa, dispuestos a dejar un mejor país de cómo lo encontraron.
Siempre que en nuestro país hemos vivido crisis humanitarias, ellos han estado ahí, ayudando a reconstruir casas, puentes y llevando víveres para los afectados.
Estos héroes se llaman voluntarios y son la muestra que el hacer una simple crítica no basta para cambiar las cosas, al contrario, hacen que la crítica se convierta en proyectos con beneficios para las comunidades.
Desde una perspectiva social, generan transformaciones que buscan sensibilizar y educar a una sociedad que por años ha vivido en la injusticia social. El accionar del voluntario permite promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas.
El voluntariado es un estilo de vida con una visión de responsabilidad social, con el compromiso de construir un país desarrollado en donde se promueva la solidaridad, el altruismo y la empatía.
Ante los problemas que se sufren es necesario que el voluntariado logre conseguir que más personas tomen conciencia de la realidad y se movilicen para generar cambios.
Por medio del voluntariado podremos contribuir a la reconstrucción del estado con una ciudadanía crítica con conciencia social, que influya en el desarrollo de políticas públicas. Puesto que el voluntariado permite que la sociedad sea observadora de los procesos políticos y democráticos en donde se deben de exigir los derechos garantizados en la constitución, todo ello con el fin de crear un verdadero cambio social.
Los voluntarios son un sol que iluminan el desarrollo del país, que nada ni nadie apague sus esperanzas sin importar las dificultades de la población.