En Honduras muchos estamos desilusionados con nuestra democracia. Reconocemos la importancia de participar en las elecciones, pero no podemos evitar sentir que nuestros votos son débiles, hasta inconsecuentes. Aunque ese pensamiento está lejos de la verdad, si sabemos que nuestra democracia es joven y frágil, no es efectiva1 y que Honduras necesita un cambio para salir adelante. Incluso sabemos, a veces subconscientemente, que cada uno de nosotros tiene la capacidad de hacer algo más para fortalecer nuestra democracia y ejercer ese cambio, lo que no sabemos es el qué.
La clave para poder construir una Democracia con “D” mayúscula en Honduras es primero armar la democracia con “d” minúscula.
Es decir: para que podamos realizar una democracia hondureña exitosa a nivel nacional, una que verdaderamente empuje y trabaje para los intereses del pueblo, tenemos que primero levantar la democracia a nivel local dentro de nuestras comunidades. Y no me refiero solo a votar por el alcalde de tu municipio (aunque esa acción también es de suma importancia), o a simplemente reaccionar a las decisiones tomadas desde arriba. Me refiero a la participación real, donde nos juntamos para “cranear”, innovar y discutir soluciones a los problemas que enfrentamos, y más importante, donde llegamos a la mejor opción por medios democráticos, empezando desde abajo.
Este modelo de una democracia más comprometida, una de “d” pequeña contra “D” grande, origina del economista político Gar Alperovitz. El doctor argumenta que el compromiso a la democracia basado en experiencia—es decir, el entendimiento íntimo de vivir por uno mismo el impacto que trae a su propia comunidad a través de su involucramiento directo—es la base necesaria para levantar una sociedad democrática exitosa, una donde la participación, innovación y transparencia son prevalentes, y donde todos sus miembros tienen la experiencia para navegar dentro de ella.2
Basado en esto, podemos considerar ciertas de sus estrategias, aplicables en el contexto hondureño, que no sólo fortalecerán nuestras comunidades y nos darían un camino a una verdadera democracia nacional, sino que también servirían como soluciones permanentes para muchos de los problemas que afligen nuestra sociedad hoy. Y todo proviene desde el pueblo, desde abajo, desde vos y yo.
La democracia industrial
Uno de los primeros pasos es introducir la democracia en nuestros lugares de trabajo, una idea también conocida como democracia industrial. Este sistema de organización permite a todos los trabajadores de una empresa o negocio una voz democrática, ya sea pertinente a las operaciones diarias de la empresa o a las relaciones entre el mismo trabajador y su jefe.
La democracia industrial se alcanza al implementar los conceptos democráticos que ya conocemos directamente a la organización de una empresa. En sus formas más básicas, esto significa otorgarle un voto a cada empleado, agilizar debates, o permitir la elección de un representante, y en sus implementaciones más comprometidas, se observa una reestructuración más equitativa de la jerarquía organizativa, la invitación a formar cooperativas o sindicatos, e incluso empresas que son parcial o completamente la propiedad colectiva de cada empleado.2
Además de promover la experiencia democrática a nivel individual, estudio tras estudio ha demostrado que la democracia industrial ayuda a empresas a ser más productivas (un incremento de hasta 19% en comparación con empresas no democráticas)3,4 y a obtener mayor longevidad (una reducción de 29% de la probabilidad de clausura).5 Asimismo, las mejores condiciones socioeconómicas creadas por empresas democráticas para sus empleados, como los aumentos en salarios y mejoramiento de salud física y mental,6 han demostrado que el sistema es una efectiva estrategia para incrementar la movilidad social y hasta generar empleos dentro de comunidades locales.7
Es por esto que decenas de miles de empresas a nivel global han puesto en práctica este sistema, a través de culturas y líneas partidarias.2,8 El ejemplo más prominente es la empresa Mondragón en España, la cual es propiedad colectiva de sus 80,000 empleados por medio de cooperativas y que genera más de 10 billones de euros en ingresos al año.9 Este es un ejemplo enorme en todo sentido10, pero la realidad es que la mayoría de las empresas con sistemas democráticos se encuentran en niveles pequeños a medianos, donde implementar estos conceptos se vuelve una tarea mucho más simple.11
Sabiendo además que el mayor generador de empleo en Honduras son las estimadas 750,000 micro, pequeñas y medianas empresas (MiPYMEs) activas a nivel nacional, podemos empezar a considerar el impacto que tendría en la participación democrática de nuestro país si estas prácticas fueran implementadas a esos 1.8 millones de empleos.12
Donde ya se observa esto en Honduras es mediante al movimiento cooperativista—empezado en el siglo 19 y teniendo un transformativo impulso en la década del 5014—el cual representa la mayor fuerza de democratización laboral en nuestro país. Actualmente contamos con 1,118 cooperativas a través de los 18 departamentos y con más de un millón de socios.14,15 Estas han probado ser efectivas y consistentes en mejorar la calidad de vida de los cooperativistas, promoviendo la práctica del ahorro y proveyendo beneficios económicos esenciales como préstamos, crédito, empleo, y seguro médico, según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.16 Sin embargo, el mismo estudio encuentra que 59% de los socios no han participado en los sistemas democráticos dentro de las cooperativas, resaltando su deber de aumentar el involucramiento de los socios para mantener un crecimiento fijo.
Desafortunadamente, el resto del panorama hondureño (en términos de democracia laboral) no es tan positivo. El movimiento sindicalista, que protege los derechos del trabajador dentro de medianas y grandes empresas, y que introduce de manera accesible la democracia a ellas mismas, está en un estado fragmentado y sin poder.17Apenas el 6% de la clase obrera forma parte de un sindicato, comparado con el promedio mundial de 40%; una cifra bastante preocupante, y que señala las violaciones de derechos y abusivas condiciones de trabajo observadas en diferentes industrias dentro del país.18
Agregándole a esa cifra el hecho que 60% de los trabajadores hondureños perciben menos de un salario mínimo, o entre uno y dos salarios mínimos como máximo18—dado en gran parte a tener empleos informales y sin probabilidad de democratización—nos damos cuenta de una verdad triste: gran parte de la clase obrera hondureña no experiencia la democracia bajo ninguna capacidad. Especialmente al considerar los trabajadores víctimas de la tercerización y que no tienen contacto directo con su patrono18, o hasta incluso el tercio de hondureños que, muchas veces no por su propia culpa, no ejercen el sufragio19. Para este grupo, la democracia es nada más que una alabada fuerza extraña que dicta sus condiciones de vida, sin importancia a sus necesidades u opiniones.
Si reconocemos esta falta de democracia extensa como uno de los problemas fundamentales de nuestra sociedad actual, me parece muy problemático que la solución contundente al momento sea inconstitucionalmente regalar parte de nuestra soberanía nacional20 (y con ella, las probabilidades de generar una democracia unida empezando desde abajo) a través de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico “ZEDEs”. Pero eso es un tema aparte…
Por el contrario, deberíamos enfocarnos en fortalecer los sistemas de democracia obrera ya existentes en Honduras, buscando alcanzar mejoría económica y de condiciones de vida para nuestros trabajadores; de ahí, podemos movernos para arriba.
El movimiento sindicalista, a pesar de estar debilitado en tiempos de pandemia, sigue en pie y puede ser levantado si más nos educamos y peleamos por derechos justos al trabajador. Del mismo modo, el movimiento cooperativista puede seguir agrandando si cuenta con nuestra participación y si empezamos a verlo como la excelente herramienta de desarrollo económico que es. Nosotros como jóvenes tenemos la responsabilidad de regresar la potente voz a estos movimientos.
Me gustaría aclarar que estos son cambios que requieren organización, dedicación, y más que nada, tiempo. Si nos sumamos a estas luchas hoy, las cuales ya tienen largos precedentes históricos, podemos empezar a ver sus beneficios en años, tal vez hasta décadas. Pero entre más rápido empecemos, más rápido nos moveremos: las condiciones positivas creadas por la democracia solo se multiplicarán exponencialmente. Es decir, entre más hondureños salgan adelante a través de estos sistemas, más se dispersaran estas ideas, encontrando hogar en empresas viejas y nuevas, generando más empleo y más educación, y empezando el ciclo de retroalimentación positiva de nuevo.
Teniendo un impulso así, podemos ir empujando para que se integren más y más formas de democracia en nuestro país, incluso involucrando a municipalidades locales a colaborar2 y construir comunidades democráticas desde abajo. No será un trabajo fácil, pero los invito a que nos unamos, nos eduquemos, y juntos montemos la democracia con “d” minúscula21, para que un día alcancemos una Honduras con “D” mayúscula.
Notas y Referencias Bibliográficas
- Algunos, convincentemente, argumentan que solo es una democracia en apariencia, y que más bien nos acercamos más al autoritarismo. Romero, Ramón. “Honduras: La Difícil Opción Democrática.” Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2014, biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/collect/clacso/index/assoc/D10068.dir/1234.pdf.
- Gar Alperovitz. What Then Must We Do? White River Junction, Vermont, Chelsea Green Publishing, 2013.
- Abell, Hilary. WORKER COOPERATIVES: PATHWAYS to SCALE. , 2014.
- Doucouliagos, Chris. “Worker Participation and Productivity in Labor-Managed and Participatory Capitalist Firms: A Meta-Analysis.” Industrial and Labor Relations Review, vol. 49, no. 1, Oct. 1995, p. 58, library.uniteddiversity.coop/Cooperatives/Worker_Participation_and_Productivity-Meta_Analysis.pdf 10.2307/2524912.
- Burdín, Gabriel. “Are Worker-Managed Firms More Likely to Fail than Conventional Enterprises? Evidence from Uruguay.” ILR Review, vol. 67, no. 1, Jan. 2014, pp. 202–238, journals.sagepub.com/doi/10.1177/001979391406700108, 10.1177/001979391406700108.
- Journal of Cooperative Thought and Practice, Vol. I, No. 1, Verano 2012, páginas 3–6 https://web.archive.org/web/20160221212318/http://www.oeockent.org/download/cooperatives/journal-of-cooperative-thought-and-practice-vol1-no1.pdf.pdf
- Schlachter, Laura Hanson. “Workplace Democracy as a Strategy for Inclusive Economic Development.” Scholars Strategy Network, 2 Aug. 2017, scholars.org/contribution/workplace-democracy-strategy-inclusive-economic-development. Accessed 14 July 2021.
- Esto incluye aquí en Latinoamérica también; “Workplace Democracy.” Wikipedia, 7 July 2021, en.wikipedia.org/wiki/Workplace_democracy#Current_approaches.
- “Mondragon Corporation.” Wikipedia, 8 July 2021, en.wikipedia.org/wiki/Mondragon_Corporation#Business_sectors.
- Otros buenos ejemplos latinoamericanos: “Fábrica Brukman”, “SEMCO”, y “Hotel BAUEN”.
- Para aquellos interesados, estudios demuestran que dos condiciones clave para el éxito de la democracia industrial en PYMES son: a) que los empleados tengan un conocimiento total sobre las metas de la empresa y como cada uno puede contribuir a ellas, y b) una cultura de trabajo donde los talentos y capacidades individuales de cada empleado son regularmente utilizados. “The Case of Marland Mold.” Center for Learning in Action, learning-in-action.williams.edu/breaking-the-mold/the-case-of-marland-mold/.
- “Pandemia Covid-19 Profundizará Más El Desempleo Y La Pobreza En Honduras.” Expediente Público, 28 Sept. 2020, expedientepublico.org/pandemia-covid-19-profundizara-mas-el-desempleo-y-la-pobreza-en-honduras/.
- Honduras – Confecoop. confecoop.coop/cooperativismo/en-el-mundo/honduras/.
- “Cooperativas a Nivel Nacional.” CONSUCOOP, 2021, consucoop.hn/mapa/. Accessed 14 July 2021.
- Desafortunadamente, no contamos con una estadística exacta (al menos no una pública, actualizada o confiable) de la cantidad de asociados en cooperativas hondureñas. La cifra de “más de un millón” proviene únicamente de las cooperativas de Crédito y Ahorro, las cuales si divulgan estadísticas anuales. “MAPEO COOPERATIVO: DATOS ESTADÍSTICOS INFORME NACIONAL: HONDURAS PROGRAMA ACI-UE.” Unión Europea, Oct. 2020.
- Figueroa, Lourdes. La Importancia Del Ahorro En Las Cooperativas de Ahorro Y Crédito Y Su Contribución a La Calidad de Vida de Sus Afiliados En La Ciudad de Ceiba. Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Aug. 2016.
- Esto se da, según el criterio del director del Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD) Gustavo Irías, dado un calculado ataque y demonización general hacia el movimiento sindicalista por el modelo liberal. Para más información de este tema les recomiendo este artículo de Expediente Público.
- “Movimiento Sindical Languidece En Honduras En Tiempos Del Covid-19.” Expediente Público, 1 mayo 2021, expedientepublico.org/movimiento-sindical-languidece-en-honduras-en-tiempos-del-covid-19/.
- “CNE | Elecciones Primarias 2021.” Resultadosprimarias2021.Cne.hn, 2021, resultadosprimarias2021.cne.hn. Accessed 14 July 2021.
- “Carta Publica – ZEDES.” Blogs.unah.edu.hn, 22 June 2021, blogs.unah.edu.hn/cienciasjuridicas/carta-publica-zedes/.
- Algunas organizaciones ya peleando por los derechos del trabajador y la democracia a nivel pequeño en Honduras: Central General de Trabajadores y ANMPIH.
I. Comisión Nacional de Bancos y Seguros. ANTECEDENTES DEL SISTEMA de SUPERVISIÓN EN LAS: COOPERATIVAS de AHORRO Y CRÉDITO EN HONDURAS.
Nota: Las palabras contenidas en el presente artículo representan exclusivamente la opinión del autor. El Milenio es una organización no partidaria y sin afiliación ideológica.