Los mercados de capital son la parte del sistema financiero que proveen financiamiento para cumplir con la denominación, liquidez, madurez, riesgo (relativo al crédito, tasa de interés, y mercado), y otras características deseadas por aquellos que tienen un superávit de fondos y los que tienen un déficit de los mismos. Los mercados de capital consisten de fondeo a corto, medio y largo plazo. La sección destinada al fondeo a corto y medio plazo es el mercado de dinero, en tanto que la porción destinada al fondeo a largo plazo es conocida como mercado de capital propiamente. Es decir el mercado de capital es donde se transfieren fondos de los que tienen un exceso de los mismos a quienes tienen una deficiencia de ellos por medio de la compra/venta de instrumentos y productos financieros.
Los mercados de capital (entiéndase la sección que se dedica al fondeo a largo plazo por medio de la compra-venta de instrumentos financieros) proponen grandes beneficios a la economía de un país, sin importar su madurez y complejidad. Puesto que proponen diversas maneras de financiamiento que se ajustan a las necesidades de cada participante, y las cuales son más provechosas para el inversionista que los ingresos por tasa de interés mensual que propone un préstamo, así mismo permite a agentes de otros países y diversos rubros participar en un mismo lugar y optar a distintos instrumentos que se acomoden a su apetito de riesgo, objetivo para el cual invierten u obtienen financiamiento, etc.
Un claro ejemplo del beneficio económico que presuponen los mercados de capital es el dinamismo de los mismo ya que el efectivo se mueve de manera mucho más rápida y se multiplica con mayor facilidad y rapidéz que por medio de la banca tradicional. Invertir en bonos del Estado provee mayor retorno al inversionista que el mantener sus recursos excedentes en una cuenta de ahorros bancaria. Así como al emisor del bono le beneficia el no tener que pagar porciones del importe del bono emitido periódicamente, como es el tener que pagar el capital de un préstamos, ya que debe pagar el valor del bono al final de la vida del bono, lo que le permite tener un mayor tiempo libre de obligaciones y poder utilizar sus recursos para generar más recursos, al mismo tiempo que resulta más barato que un préstamo tradicional. Es por ello que las economías desarrolladas cuentan complejos y robustos mercados de capitales. Se puede decir que ambos se alimentan entre sí.
Sin embargo no hay que olvidar que por atractivo y beneficioso que parezcan los mercados de capital, se deben manipular con cautela. La historia nos ha demostrado que pueden ser utilizados de formas inapropiadas, que afectan no solo a los participantes directos sino a toda una economía (o economía por su interconectividad en el peor de los casos). Como fue lo ocurrido con la crisis financiera del 2008. Lo que lleva a evidenciar la importancia de regular en cierta medida los mercados de capital y a sus participantes, teniendo el cuidado de no coartar los beneficios que dichos mercados conllevan; así como la primordialidad de mantener la ética como seres humanos en todo momento, ya que una gestión inapropiada de un funcionario puede traducirse en una crisis no solo financiera, sino económica.
Nazareth Abudoj, se ha convertido en colaboradora outsource de El Milenio. Hondureña de nacimiento, con 24 años es licenciada en Finanzas. Se graduó a los 19 y desde diciembre 2016 labora para la CNBS, ente regulador del sistema financiero hondureño. Lo que le ha permitido conocerlo mejor y ha profundizado sus deseos de especializarse en banca, inversiones, y regulación financiera. Con el objetivo de aplicar los conocimiento adquiridos en una especialización en tales temas al sistema financiero nacional; de tal manera apoyando y promoviendo la exploración de la industria financiera nacional en rubros que aun no han sido explotado en su máximo potencial en el país. Lo que a su vez, le permitiría colaborar en los esfuerzos de impulsar el crecimiento económico del país.