Esto no es una comparación. No puede serlo. Esto es un llamado a la continuación de nuestros espíritus justicieros, a la consistencia. Les pido que continuamente luchemos, porque la injusticia no se vence de una manotada; requiere un compromiso diario y difícil, porque entre más cerca está de nosotros más difícil es reconocerla.
Martin Luther King Jr., desde una cárcel en Birmingham, Alabama, proclamó que “La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes”. Palabras que hacen resonancia a los atropellos alrededor del mundo. Palabras que nos obligan a solidarizarnos con las luchas ajenas a las nuestras. Palabras que han roto las barreras del tiempo para que 60 años después las tomemos como estilo de vida. Ha sido inspirador presenciar como estas palabras han tomado forma después de la muerte de George Floyd. Un asesinato que detiene a cualquier corazón. Luego, hemos presenciado desde nuestros celulares la convulsión social en el país más poderoso del mundo. Para los que amamos la historia, sabemos que en este preciso momento estamos viviendo lo que se escribirá en más de algún libro. No hay duda que la situación merece nuestra atención, y definitivamente merece que escojamos de qué lado de la historia vamos a estar.
Las palabras de MLK son inamovibles. No les puedo reclamar por unirse al grito de justicia para una raza oprimida. No les puedo pedir que ignoren las desgarradoras imágenes que circulan por nuestras manos. Si algo, los puedo y debo acompañar en esta exigencia por la igualdad. Una lucha que he estudiado de cerca, y que invito a todos a conocerla a profundidad para descubrir los abominables rincones de donde viene.
Sin embargo, hay algo que sí les puedo pedir. A mis compatriotas, en especial a los jóvenes hondureños, a los privilegiados, les exigo consistencia. Les pido que nos inspiremos de esta desigualdad que hoy nos abate, y perdamos el miedo de luchar, porque si algo nos han enseñado este incidente es que el que tiene miedo no cambia nada. Les pido que tomemos el ímpetu de nuestra curiosidad, el impulso de nuestra indignación, y que nos eduquemos sobre las injusticias que dominan nuestra casa. Les pido que guardemos la reflexión que nos ha causado la discriminación racial en los Estados Unidos, para que continuemos el trabajo en Honduras. Les pido que no crean que la impotencia va a persistir, pues si verdaderamente tienen ganas de hacer algo, he aquí la tierra fértil de las injusticias, es cosa de escoger. Les pido que realmente adoptemos las palabras de Martin Luther King Jr. como estilo de vida, ya que las injusticias aquí en Honduras son una injusticia en cualquier lugar. Les pido que respiremos hondo para reconocer el privilegio que es hacerlo en este país donde la desigualdad asfixia a muchos. Y sobre todo, les pido que no teman enfrentar con la verdad a aquellos que aún se niegan a aceptar las inmoralidades. Será difícil, aun más cuando sean nuestros amigos, pero requiere coraje cambiar el corazón de las personas.
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Daniel Vijil, nuestro Director Estratégico aquí en El Milenio.
Daniel Vijil es un joven Hondureño y escritor para El Milenio. Tiene 20 años y se encuentra estudiando economía y finanzas en Loyola University New Orleans. Su lema es, “Nuestro alcance no es hasta donde podemos ver, es hasta dónde podemos creer.”